Introducción
Si miras cualquier gráfico del S&P 500 o lees los titulares de los últimos meses, la conclusión parece obvia: la bolsa está cara.
El PER medio del índice se sitúa en niveles que solo vimos durante la burbuja puntocom. El earnings yield (beneficio sobre precio) está por debajo de la rentabilidad del bono del Tesoro estadounidense a 10 años. Y las rentabilidades anuales de los últimos ejercicios —en torno al 18 %— superan con creces la media histórica del 10 %.
Pero hay una pregunta que casi nadie se hace:
Si todo el mundo sabe que la bolsa está cara… ¿de verdad importa?
1. El consenso es inútil cuando ya está en el precio
Los mercados financieros son máquinas de descuento. Si un dato, una previsión o una sensación son ampliamente conocidas —como la idea de que el S&P 500 está sobrevalorado—, el mercado ya las ha incorporado al precio de los activos.
Por eso, cuando ves a todos los medios repetir el mismo mantra (“la bolsa está cara”, “vendrán caídas”), esa información deja de ser útil para tomar decisiones.
El valor de la información no está en ser cierta, sino en ser desconocida.
2. Qué dicen realmente los números
- PER trailing del S&P 500: en máximos desde 2000.
- CAPE ratio (Shiller): por encima de 30, más del 70 % sobre su media histórica.
- Rentabilidad media 10 años: cerca del 18 %.
- Earnings yield vs Treasuries: por debajo de la deuda pública a 10 años, lo que históricamente sugiere menor atractivo relativo.
Los datos confirman la sobrevaloración, sí.
Pero que algo esté caro no implica que vaya a caer mañana.
El mercado puede permanecer “caro” más tiempo del que un inversor puede permanecer líquido.
Basta recordar que el PER del Nasdaq 100 se mantuvo por encima de 30 durante cinco años antes de la caída del 2000… y, aun así, muchas empresas siguieron multiplicando sus beneficios.
3. El “¿y qué?” que diferencia al inversor inteligente
El inversor promedio busca certezas: ¿subirá o bajará la bolsa?
El inversor inteligente busca ventajas: ¿dónde está el valor que el mercado no ve todavía?
Cuando todos saben que la bolsa está cara, lo que deja de tener valor es esa información.
En cambio, lo que sí tiene valor es identificar empresas o sectores cuyo crecimiento futuro no esté plenamente reflejado en su precio actual.
4. El precio es solo la mitad de la ecuación
Como dijo Warren Buffett: “Price is what you pay, value is what you get.”
El precio (PER, capitalización) es visible; el valor (crecimiento, rentabilidad futura) requiere análisis.
Por eso métricas como el PEG ratio (PER ajustado por crecimiento) o el ROIC (retorno sobre capital) ofrecen una visión más completa que el PER aislado.
5. Conclusión
Sí, el S&P 500 está caro.
Sí, los múltiplos son exigentes.
Pero no por eso debes dejar de invertir.
En entornos de sobrevaloración generalizada, la clave no es salir del mercado, sino invertir mejor:
buscar calidad, crecimiento sostenible y precios razonables frente a la expectativa de beneficios futuros.
La próxima vez que escuches “la bolsa está cara”, no te precipites a vender. Pregúntate más bien:
¿qué parte del mercado sigue infravalorada pese a lo evidente?
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